Por Eliana Quintero
(Si lo abres en el teléfono coloca Versión Web en la parte
de abajo de la página)
Argimiro Serna es autor de
varias obras literarias como “José Manuel Briceño Guerrero” (1996), “El
nombre dentro de uno: Películas para leer” (2009), “Tal: Películas para
leer (Las crónicas de Whilly nº 1) (2015), “El nombre dentro de uno: Películas
para leer (Crónicas de Whilly)” (2015), “Opera Cruda: Películas para leer”
(2016) y “El sentido del absurdo: Películas
para leer” (2016).
De forma paralela,
Serna ha producido una amplia filmografía en diversos formatos: “Políticamente
Correcto” documental (2004), “El poder de la palabra” documental (2007), “El
día de la semilla” documental (2007), “Te voy a Marx” documental (2012), “Las aventuras
de Whilly Madrugador” comedia (2018) y “Llega el momento que ya es un
rato” comedia (2018), entre otras.
Para conocer más sobre las andanzas de este creador prolífero
en constante en movimiento, decidimos
realizarse una entrevista vía Whatsapp para el blog
ElianaQuintero.blogspot.com:
Eliana Quintero:
Argimiro la última vez que supe de ti, recibí una invitación para el estreno de
tu cortometraje “Llega el momento que ya es un rato” (abril, 2018) en la
Cinemateca Nacional de Venezuela. Hoy me encuentro con que estás viviendo en
Antioquía, Colombia, enseñando Fenomenología a una población de esa zona
latinoamericana. ¿A quiénes y cuál es el objetivo esta enseñanza, qué esperas
aprendan tus estudiantes con estas clases?.
Argimiro Serna: A
la primera pregunta es la inevitable ante la súbita palabra Fenomenología, Fenomenólogo,
reacción de cierta extrañeza o quizá hasta admiración "a priori" por
la connotación, quizá intuitiva, de ser algo “arrechísimo”, nuevo, algo de
inteligentes y mejor es no decir nada para no quedar mal y mostrar mucho
interés.
Pero la Fenomenología es precisamente la actitud de mantener
esa extrañeza ante todo acontecimiento por lo que sabemos que se nos oculta de
cada acontecimiento. Así sea que una fruta no esté tan buena como esperábamos,
o que en la comunidad puedan estarse gestando delincuentes. Nada de eso se nota
al vuelo de una primera mirada, y siempre sería bueno saberlo.
La Fenomenología es la organización de las dudas y certezas
para abocarse a lo posible, relevante y necesario con las herramientas para
lograr un fin común y colectivo. Y aquí, lo común alternante con individual, lo
constituye la dimensión de lo público.
La noción de incertidumbre en los tiempos actuales es total,
y quizá eso sea lo más sano, precisamente enseñar a los alumnos a vivir en la
incertidumbre, pero no en la categoría general
sino en estos tiempos, exactamente en esta región entre Venezuela y
Colombia, (Valle del Sol, Corregimiento de Providencia, municipio San Roque de
Antioquía) llena de riquezas, intereses, demasiado talento y posibilidades. De
ahí que se invierta tanto en control. Si solo hubiera riqueza y no talento,
sería más barato.
La gente de esta comunidad donde me invitaron a dar estas
clases siempre ha sido abandonada de la institución pública, de hecho este
pueblo no aparece en Google Earth, osea como que no existe, de alguna manera es
tratado así. Es un pueblo de mineros que vive siempre bajo ese elixir de lo que
es la riqueza repentina, pero sin valores. Es interesantísimo, eso que se puede
plantear aquí unas clases de Filosofía o Fenomenología que llegaron hasta donde
se han podido.
Ahora doy clases a cielo abierto. He publicado algunas de
esas inducciones. Familiarizando a la población en general, mientras mis anfitriones
en este pueblo llamado Providencia, en el municipio San Roque de Antioquia,
Colombia, reparan un espacio para clases más formales.
Tengo alumnos de todas las edades. Por ahora atiendo charlas introductorias a los jugadores y a sus representantes. También organizamos algunos eventos. Se inician obras coordinadas por el concejal, quien es uno de mis anfitriones. Es alentador saber que estos grupos organizados, con todos sus defectos muy humanos, insistieron (en que viajara para dar las clases) mientras yo escribía en el periódico Ciudad Caracas.
Eliana Quintero:
¿Desde qué autor, desde el filósofo alemán Husserl?. O ¿también tienes influencia de Briceño Guerrero, tras haber
convivido con el maestro y filósofo venezolano en Mérida?.
Argimiro Serna: Tal
y como decían tanto el maestro Husserl en Alemania, como en su propia, sutil y
colosal obra el profesor José Manuel Briceño Guerrero. Ambos concluyen en una
refracción de discursos, cuyos orígenes se confunden entre sí, hasta que ya no
tiene caso discernirlos.
Vale que ahora siempre se está originando algo. Y pasa que
eso produce un vértigo en la juventud. A estos “milenials” les toca ser descaradamente
conscientes de sí mismos. Para ellos ya no hay culpas, porque todo ya los hace
culpables, del consumo, de las debilidades, de ser cobardes en la calle, de no
ser tan inteligentes o no lograr mostrarlo cuando se nota para ser valorado.
En esta cultura les toca un nuevo período. Creo que puedo
ganarme la vida y enseñar eso. Si tengo esa satisfacción de estar participando
en el lugar del mundo en que todo sigue siendo posible. Sin dejar de hacer lo
que me gusta, que es esto, y escribir, y
(producir) uno que otro audiovisual a mi
manera y lo demás que uno necesita.
Pues entonces estoy en ese dorado que la cultura occidental
perdió hace miles de años. Por eso denigran de ella. No saben vivirla. No
soportan ese vértigo, ellos. Nosotros la comportamos y ellos la estudian. La
mejor técnica es obviar al que domina, si cayó en la trampa de declarar su
triunfo. En la paz ganamos los que sabemos bailar.
Sobre esos dos autores se puede decir mucho más, como la
clara influencia u origen o fundamento
esotérico de sus lecturas o pensamientos, con todo lo que significa.
Eliana Quintero:
Tengo entendido que “Tecnología del Espíritu” no es un libro de autoayuda, pero
que puede servir a quien lo lea para aprender a vivir en "la nueva
normalidad" post pandemia por el Covid-19. ¿Qué va a conseguir el lector
que se sumerja en este ensayo Fenomenológico?.
Argimiro Serna: Me propuse hacer un ensayo sobre la magia hace más de 20 años. Era mucho más joven que ahora por cierto, y mira cómo se construye esa frase para cambiar por completo la percepción de lo que es tener ya los albores del medio siglo…
La Fenomenología es un estudio del momento de la percepción
en sí. Husserl aplicó la lógica a ese momento y creó categorías y especies, las
universales y particulares contenidas cada una en objetos mentales, en
representaciones con significados determinados y determinantes. Técnicas,
métodos, dualidades lógicas, entre otras herramientas matemáticas y racionales
(términos que no explica como la noemática y la noética). Todo eso tan
complicado y abstruso es Gnoseología, algo así como teoría del conocimiento
general, no solo científico como la Epistemología.
Como Gnoseología no podría ser la “Tecnología del Espíritu”
un libro de autoayuda, y quizá sería hasta un peyorativo. Pero en realidad, por
la misma actitud Fenomenológica que sabemos de la experiencia que no se puede
evitar, el imaginario como fuente de información misma para todo análisis. Y
sumado a esto, la intuición como experiencia vivida por todos, y asumida por la
ciencia como un fenómeno, que adelanta nociones, conocimientos, noética, al
momento de la percepción.
Entonces, asumiendo esa parte el libro no sólo se asume en
el riesgo de perder prestigio como estudioso y erudito, sino que eventualmente
se descalabra en mis resentimientos y confesiones como cualquier bendecido en ritos
de culpabilidad moral.
En ese libro soy cualquiera, he sido cualquiera como todos y
me ha tocado la responsabilidad de la herencia de maestros que poca gente
conoció, yo los conocí a varios, era ambicioso. Y me costó mucho, así que, si
mis estudios me lo permiten con responsabilidad, es hora de creerse ficciones
con un método, si es necesario, para lograr objetivos reales.
Autoayudándonos, autoregulándonos, en proceso de autoconsciencia.
¿Cómo se logra eso? Ahí está lo que me tocó a mí y el análisis de lo que me iba
basando. Una revisión que no salió lineal, no hubo manera, pero se entiende
porque se va armando constantemente.
Es un libro de autoayuda, un intelectual muy ermitaño buscando
amigos, un trabajo de Gnoseología en nuevos términos para acercarse a otras
generaciones, a otras esferas, el conocimiento aprendiendo a caminar con aparatos
mentales. De ahí que sea “Tecnología del Espíritu”.
El libro se define como un libro de Fenomenología que busca
aclarar el grave problema que ha causado la autoayuda en la psicología de los
jóvenes. Sin dejar de servir para el logro de objetivos. Es una planificación
básica más radical, viene siendo algo así como meterle lógica a lo que ha sido
simplemente inspiración en impulso.
El andar formando a los jóvenes para ser líderes, ilusionar
a otros, convencer, ha ocasionado el problema de que entonces el paradigma es
volverse así. Y no ser analítico, productivo, encontrar las respuestas reales,
sino que tienden a ser meramente inspirativas, esto ha ocasionado una especie
de usufructo e incluso vilipendio que es técnicamente efectivo. Entonces se
supone que la cosa la logra el que inspira y no el que es técnicamente
efectivo. El que inspira, el que moviliza, el líder. Todos los líderes de marketing
que van a impulsar, van a inspirar, pero no van a saber cómo. De verdad se hace
un planteamiento de un problema en un determinado contexto, con base en las
cualidades que tiene el sujeto que se plantea el logro y sus relaciones con
otros sujetos.
Entonces la “Tecnología del Espíritu” parte de un
reconocimiento de uno mismo y de los contextos para hacernos más adaptables. En
resumen, viene siendo como la autoayuda, pero con una especie de fibra, como el
antibiótico que trata de resolver el exceso de otras sustancias que siempre te
atraen, te convencen, pero no saben para donde.
Eliana Quintero:
Venezuela viene atravesando desde hace varios años una crisis política, económica, de servicios públicos y
ahora también se suma la crisis por la pandemia. Tú cómo escritor, cineasta,
pensador y profesor ¿Cómo ves es el espíritu del pueblo venezolano ante esta
crisis multidimensional?.
Argimiro Serna: Recomiendo a todos los venezolanos leer “Tecnología del Espíritu” o cualquier fuente que te de un método para organizar en el tiempo procesos completos en sí, y creer en nosotros como cultura hedonista, malcriada, talentosa, alegre, bailadora, altamente compleja como el entramado de un rizhoma.
Así que, vamos a vernos dentro de cien años, cosa que es
posible. Nunca una cultura siendo tan joven como una semilla apenas germinando
tuvo la oportunidad de redundarse y curarse de las patologías que, si somos
francos, nos tenían contra el suelo por tanto privilegio de la naturaleza.
Ahora vamos a saber quiénes somos, en nuestro enfrentamiento
verdadero con la historia y no el que pretende el poder de los grandes egos… Es
el enfrentamiento de verdad con nosotros mismos, nuestra memoria, nuestra
fuerza creadora sin la cual seremos
absorbidos por las tiendas de otros países en un par de generaciones. Recomiendo
especialmente enviciar a todo el planeta con comida que solo sabemos hacer nosotros
como la hallaca, el pabellón, las empanadas, el pan de jamón, todo eso es
creación…
Todas las políticas postmodernas y neoliberales de
explotación de recursos, esa es una lucha que podía librarse de otra manera,
concentrado en el efecto, más que en el símbolo.
La lectura que se puede expresar en un lienzo general, como
una foto desde un globo, es que los venezolanos tenemos recursos para encontrar,
alternar y de expresión, y por lo tanto, para ganarnos la vida.
Ahora podremos elegir seguir siendo venezolanos afuera o
adentro del país. Igual atravesamos una prueba de identidad.
Eliana Quintero: ¿Estás
trabajando actualmente o tienes en mente
algún nuevo proyecto cinematográfico?
Argimiro Serna:
Si tengo un proyecto cinematográfico, de hecho tengo varios, y sobretodo
literarios. Estoy ahorita publicando una
novela titulada “El sentido del absurdo” aquí en Colombia, con la editorial
Nueva Luz 21.
Pero además tenemos el proyecto en Bogotá de hacer un
cortometraje y un consiguiente largometraje sobre una especie de resucitación
de Cristo. Cristo reaparece en la figura de un personaje que es experto en
marketing y que precisamente la dramaturgia de la historia va a atender los
problemas de marketing que se pudieron haber aplicado para que la religión
cristiana se diseminara por todo el planeta Tierra, y bastante modificada de lo
que el mismo Cristo pudo haber planteado.
Esos son mis nuevos proyecto que estoy impulsando desde aquí, desde Colombia, con algo menos que las uñas. Sin embargo, van apareciendo siempre los canales y la gente interesada, porque al parecer el mundo está cambiando y necesita nuevos productos y contenidos.
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