lunes, 11 de febrero de 2008

Una tarde verde

“Cuando no tengo barca, remo en mi guitarra”
Niña Pastori

En una oportunidad, una amiga psicóloga, que trabajaba en la Universidad Central de Venezuela, me dijo lo siguiente: “porqué aguantas una tensión muscular si puedes tomarte un relajante”. ¡Suena lógico verdad!.

Ésta, mi Caracas querida, es una ciudad que ahoga y estresa demasiado a sus habitantes, incluyéndome por supuesto. Esta situación constante me ha convertido en una estresada profesional, o más bien, en una buscadora persistente de vías pa´ desestresarme.

El estrés es un tema que me preocupa debido a sus enfermedades colaterales, y además de vivirlo diariamente, porque lo veo en la gente cercana. Tengo la creencia que el estrés es como un virus, que se propaga entre las personas que comparten lugares, que se pega, que es como un agente contaminante, jajjajjajajjajjajaj.

Después de años buscando mecanismos para combatir el estrés, o para tratar de hacerme la vida más feliz, y evitar recurrir a tomar algún medicamento como antaño me recomendara mi amiga, conseguí uno en particular, entre una lista inmensa que tengo, que es muy agradable y quiero compartirlo.

Existe un espacio mágico en plena urbe, que a Nova y a mi nos fascina visitar, sobre todo los domingos, se trata del Centro de Arte la Estancia, en Altamira a media cuadra del metro, que alguna vez fue una hacienda cafetalera y hoy es el brazo cultural de Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Es un centro cultural que conjuga, de una manera perfecta y armoniosa, arte y vegetación. Al pisar la entrada ya se respira una energía de paz y de salud, de estética y belleza, de conservación y de respeto.

Sus hermosos y bien cuidados jardines son una especie de paraíso multicolor, donde el verdor tropical sobresale. En sus salas se exponen las más diversas tendencias del arte contemporáneo. Pero también se puede disfrutar de una variada programación musical y teatral, de la más alta calidad, completamente gratis.

Este domingo 10 de febrero, Nova y yo además de oxigenarnos presenciamos un espectáculo circense de la agrupación “Circo del Sur”. Una interesante mezcla de malabares, danza de tela, danza contemporánea, equilibrio y acrobacia, acompañados de percusión en vivo, interpretado por artistas venezolanos, argentinos y colombianos.

Nos agradó saber que el Estado venezolano, a través del Centro de Arte La Estancia, le está brindando apoyo a géneros del arte hasta hace pocos años relegados de las políticas culturales, como es el caso del circo, y que solo nos hemos acostumbrado a ver en los semáforos de las avenidas.

2 comentarios:

Anaiz Quevedo dijo...

Estimada Eliana

Comparto contigo mi gusto por el Centro de Arte La EStancia y me alegra que como mencionas el Estado venezolano haya mantenido este espacio como lo que siempre fue desde su creación, un espacio para el disfrute de verdor, cultura y estudio (porque la biblioteca siempre ha sido espectacular) de forma gratuita.

Yo fui un lunes y me deleité entre las correderas por los niños (era carnaval) de la magia de Andy Durán y su Latin Jazz Band. Y siempre es asi desde hace varios años que visito este espacio ( hace muchos años atrás). Allí se ha presentado el Emsable Gurrufio, Su Majestad El Cuatro, entre otros.

Sin embargo extraño varias cosas:
El café, donde otrora degustaba panes abiertos con quesos bajos en grasa, cebollas acarameladas con llantén y miel, cremas de auyama y deliciosos pies de guayaba. Estas exquisiteces fueron eliminadas porque no llegaban al pueblo pero en su lugar no han puesto otra cosa ni una venta de tequeños. Falta un buen sitio para comer, pero entiendo que si no hay control sobre ello el parque se puede deteriorar.

Yo que lo visito desde hace muchos años, encontré que hicieron una siembra en el centro justo cerca de la entrada por el antiguo Café, que luce marchita, no se si es que es un proceso para que florezcan los retoños de esta planta. Pero eso me extrañó muchísimo, como también me preocupó el uso de triciclos, pelotas (vi unos nidos caídos y pichones muertos). Yo entiendo que se quiera popularizar un espacio que antes era poco visitado (basicamente porque la gente prefería ir al parque del Este), pero hay que incidir en el cumplimiento de las normas para que este centro destaque por ser lo que en esencia es una antigua hacienda cafetalera, con espacios naturales que incluyen flores exóticas que no se dene maltratar, y espacios prestados al arte y la cultura para disfrutar.

Pero, reitero que se aprecia la buena voluntad de continuar lo que se inicio hace ya casi más de 15 años de ofrecer espectáculos grauítos a la gente como tu y yo.


Como tu blog es muy leído da orgullo decir que en 1988 esta casa fue adquirida por PDVSA. Para entonces había transcurrido un lapso de más de dos centurias en el que sus construcciones sufrieron diversas modificaciones y reacomodos, producto de las necesidades estéticas y funcionales de sus propietarios, así como de la durabilidad de los materiales con la que fue construida.

No obstante, tales cambios no fueron verdaderamente sustanciales en relación a su tipología, lo que le permitió a esta edificación conservarse como uno de los pocos testimonios arquitectónicos del área metropolitana de Caracas vinculada con la unidad de producción agrícola de los siglos XVIII y XIX, época en que la economía venezolana estuvo justamente fundamentada en la agricultura, específicamente en el cultivo del café.

El 15 de octubre de 1990, según consta en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela número 34.573, esta antigua casona fue declarada Monumento Histórico Nacional, por disposición de la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación.

Petrusco dijo...

Eli:

1000 puntos para tu reseña sobre el Centro de Arte La Estancia. A mi (que ahora trabajo en todo el frente) me asombra la cantidad de personas que trabajan a mi alrededor que no la conocen ni la han pisado ni una vez.

Se pierden ellos en verdad esos espacios de energía pura que es como una barrera entre los escándalos de carros, cornetas, motos y pitos de fiscales y la quietud de los largos y anchos jardines repletos de verdes y de colores. Con una paz que parece mentira en medio de tanto edificio aunque entre ellos todavía se cuela la imagen del Guaraira que siempre nos observa en este valle.

En verdad es un refugio vital.

Un abrazote para ti y la Novita