Por Eliana Quintero
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Cuando empezó la cuarentena por la pandemia mundial Covid-19, inicié una investigación sobre el ente Amor, a propósito del Reto de 21 días de Abundancia y Prosperidad en el que participé tras la invitación que me hiciera una amiga querida.
Durante nueve meses, realicé esta investigación desde una perspectiva fenomenológica, cuyo resultado publicaré próximamente. Fenomenológica porque estudie el fenómeno desde adentro, es decir, como investigadora cultural experimenté ser observadora y ser parte del objeto de estudio.
En este transitar, y aprovechando el encierro de la cuarentena, observé el objeto Amor desde distintos ámbitos.
Desde la perspectiva espiritual:
El Amor al arte y la literatura, gracias a la tecnología se multiplicaron las transmisiones en vivo o videos grabados, con la puesta en escena y clases de danza, música, teatro, artes plásticas, audiovisuales y revistas/libros.
Pude mirar el Amor desde expresiones de solidaridad entre seres humanos por quienes han pasado momentos difíciles por dificultades de salud o por tragedias mundiales.
El Amor por los animales y por las plantas. Hay un gran movimiento por el rescate de animales abandonados y una tendencia a desarrollar la jardinería y la agricultura urbana.
El Amor al planeta Tierra y a la humanidad, con el desarrollo de iniciativas espirituales como meditaciones de alcance mundial y prácticas religiosas.
Desde la perspectiva humana:
Pude observar el Amor pasional, en los dramas de las parejas, los procesos románticos, los rompimientos, las reconciliaciones y los mecanismos para sanar las heridas.
Otro ámbito que descubrí fue el Amor virtual. Esta dimensión se potenció con la pandemia, y el encuentro de personas de distintos países y culturas. Aquí la interacción es mental y visual.
Otra observación fue el Amor desde la dimensión de la amistad. La necesidad de las personas de reunirse, verse, hablar, compartir en el plano físico y trascender la interacción de la virtualidad.
El Amor a la familia, al igual que en el ámbito amistad, la necesidad de las personas de mantener el contacto con los miembros de la familia y su valoración como arquetipo humano fundamental en la sociedad mundial, se evidenció en esta investigación con la proliferación de grupos virtuales familiares.
Una de las principales conclusiones de esta investigación es que el Amor y la Comunicación van de la mano. Sin retroalimentación, sin feedback no hay comunicación, dice la Teoría de la Comunicación y la Información, lo mismo aplica para el Amor. En términos coloquiales, el Amor es un ente que se alimenta de interacción, de intercambio, de cordialidad, de motivación, de comunicación. El otro hallazgo de este estudio cultural, es que el Amor no implica sufrimiento, entendiendo éste desde una perspectiva psicóloga, como el padecimiento de dolor físico o mental.
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